La cadena de electrodomésticos Garbarino cerró más de diez sucursales en todo el país en lo que va del año dentro de un proceso de «reconversión» que puede incluir la incorporación de nuevos socios o la venta.
Esta semana se confirmó el cierre de cuatro sucursales en la ciudad santafesina de Rosario, mientras que entre enero y abril pasado hizo lo mismo con locales suyos en Mar del Plata, Río Cuarto, Merlo, Río Gallegos y en las provincias de Salta y Chubut.
Garbarino cambió de dueños en junio pasado, pero ahora está en busca de nuevos socios con la opción de ponerse en venta en caso de no encontrarlos.
El Sindicato de Comercio denunció la falta de pago de los salarios de abril de los trabajadores de la cadena, cuya situación calificó de «angustiante», según fuentes sindicales citadas por la web Infobae.
Los salarios de marzo fueron abonados en parte, ya que los trabajadores que están en actividad recibieron un 50% de sus sueldos y los suspendidos, apenas un 25%, apuntaron las fuentes, que además destacaron que también se debe un bono salarial que debía pagarse en diciembre último y que el 30% de los empleados están suspendidos.
«A los empleados les ofrecen un retiro con un pago de indemnización al 100%, no al 200%, y en más de 10 cuotas. Muchos ya acordaron», indicó Ramón Muerza, del Sindicato de Comercio de Buenos Aires.
En junio pasado, Garbarino pasó de manos de la familia que le dio el nombre al empresario Carlos Rosales, presidente de la aseguradora PROF y protesorero del club San Lorenzo de Almagro. La operación incluyó el pago de salarios atrasados y una inversión de 2.000 millones de pesos en un plazo de 18 a 24 meses.
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