Las empresas y los consumidores han exigido mucho de su infraestructura digital y de datos durante la pandemia de la COVID-19. ¿Podrá la infraestructura física satisfacer la creciente demanda de potencia informática y datos rápidos y confiables? Los centros de datos han crecido a lo largo de la última década, pero tardan mucho tiempo en construirse mientras que los modulares prefabricados son una alternativa con un tipo de infraestructura digital cada vez más popular.
Son fabricados y probados en una fábrica y enviados al sitio del cliente, en lugar de construirse en su sede. El método de construcción modular está siendo utilizado tanto en rascacielos como en centros de datos. Pueden fabricarse más rápidamente que los centros de datos tradicionales (en unos pocos meses en lugar de años), son flexibles (pueden agregarse fácilmente bloques de racks adicionales y potencia informática según se necesite), ayudan a las compañías a escalar su necesidades de computación con confianza y pueden mejorar la eficiencia y ser más sostenibles.
A medida que los centros de datos modulares pasan a primer plano, estos están siendo utilizados por empresas de todos los tamaños. Para 2022, el mercado global de centros de datos prefabricados alcanzará un valor de 4.200 millones de dólares frente a los 2.600 millones de 2017, de acuerdo con la consultora tecnológica 451 Research.
“El mercado está creciendo rápidamente”, indicó Giordano Albertazzi, CEO de Vertiv, uno de los principales proveedores en el mercado de centros de datos modulares, está ampliando su capacidad para los centros de datos prefabricados.
“La velocidad, la fácil instalación y la calidad controlada en la fábrica son elementos que apoyan las soluciones modulares, que van desde estaciones de aterrizaje de cables y centros de datos en el borde hasta centros de datos muy grandes y personalizados”, apuntó.
El crecimiento actual y futuro también vendrá de la computación en el borde de la red (donde los datos son procesados más cerca del usuario final o del dispositivo en el borde de la red en lugares como las torres de telecomunicaciones 5G y los centros de datos prefabricados pequeños, o por medio de hardware como los nodos de las puertas de enlace) y habrá un aumento en el número de dispositivos de internet de las cosas (IoT).
Para 2025, se necesitarán más de 100.000 millones de dispositivos en el borde de la red, por ejemplo, en sensores, cámaras y drones, y más de 100 millones de ubicaciones en el borde empresarial (incluidos los microcentros de datos).
En los mercados emergentes, donde las tasas de interés algunas veces son mayores que en los mercados maduros, la velocidad y la flexibilidad de los centros de datos modulares pueden ayudar a los operadores y a las compañías a evitar costosos atrasos en la construcción de capacidad del centro de datos.
Un tablero de distribución eléctrica, unidades de suministro ininterrumpido de energía (UPS), baterías y enfriamiento… Este tipo de tecnología —a menudo desapercibida por las empresas y los consumidores— es vital para mantener nuestra infraestructura digital en funcionamiento.
“Si los servidores son el cerebro del centro de datos, los módulos de potencia son el corazón, porque mantienen a los servidores en funcionamiento”, indicó Krešimir Krpan, director de Ventas y Soluciones Globales de Vertiv.
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