El frigorífico argentino ArreBeef se convirtió en uno de los primeros en el mundo en producir energía con los residuos orgánicos de la faena de ganado vacuno al abrir una planta en la localidad de Pérez Millán, en el partido bonaerense de Ramallo, que producirá 7.200 megavatios (MW) anuales que aportará a la red eléctrica nacional.
La planta, que administrará la subsidiaria ArreBeef Energía, demandó una inversión de 6,5 millones de dólares, indicó la empresa frigorífica en un comunicado.
El proyecto comenzó en 2017 como una nueva división del Frigorífico ArreBeef en busca de agregar a su proceso productivo la generación de energías renovables mediante un tratamiento más eficiente de los residuos derivados de la faena de ganado.
En este sentido, se adhirió al programa RenovAR 2.0 de promoción de energías «limpias», con lo que asumió el compromiso de abastecer a la red eléctrica nacional con 7.200 MW anuales. Desde julio pasado, cuando la planta obtuvo su habilitación comercial, hasta fines de noviembre pasado, la planta de ArreBeef aportó a la red nacional unos 2.643 MW eléctricos.
“De esta manera, se evitan la emisión a la atmosfera de unas 1.020 toneladas de dióxido de carbono. Esta cifra es el equivalente a 157.000 automóviles menos circulando durante un día, y se hubiesen necesitado unos 14.000 árboles adultos para mitigar el impacto ambiental de estas emisiones”, destacó la empresa.
La planta de energía renovable cuenta con un biodigestor que transforma todos los residuos orgánicos del frigorífico en gas metano, cuya combustión alimenta el funcionamiento de un motor de generación de electricidad. Ese motor convierte a ese biogás en 1,5 MW de potencia eléctrica, el equivalente al consumo energético de una población de 7.000 habitantes, detalló.
“ArreBeef Energía es un proyecto innovador, que nos trae una nueva mirada sobre la producción y se sostiene en la sólida trayectoria de nuestra empresa», señaló Hugo Borrell, vicepresidente de la empresa.
La compañía frigorífica tiene sus orígenes en 1921, cuando Jaime Borrell comenzó a trabajar como carnicero en la ciudad bonaerense de Arrecifes, donde levantó una planta que las siguientes generaciones de la familia ampliaron y modernizaron con nuevas formas de hacer negocios y cambios en la formas de producción.
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